DESENTERRANDO TESOROS
FILOSOFÍA FALSA
Dic. 2012
A veces trato de imaginar cómo habrá sido aquella conversación entre Job y sus tres amigos; conversación que termina con la intervención de Dios.
En los renglones de los discursos tanto de Job y de sus amigos se expresan principios e ideas acerca de Dios y verdades de la naturaleza humana; luego aparece Dios en escena con premisas claras, muestra el error en el que estaban incurriendo; y establece su supremacía y majestuosidad como el único Dios Todopoderoso.
Pero al llegar al versículo 7 del capítulo 42 del libro de Job, me sorprendió lo que Dios le dijo a Elifaz (uno de los tres amigos de Job): “Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mi lo recto, como mi siervo Job”.
Releyendo los capítulos anteriores; en las respuestas de Elifaz y sus compañeros, trato de encontrar por qué Dios se encendió en ira contra ellos y no contra Job; no encuentro frases ni ideas en las que hayan ofendido a Dios, por el contrario aquellos hombres; en sus expresiones proclamaban la grandeza, majestad, sabiduría, misericordia y justicia de Dios. Y los errores que ellos habían cometido también los había cometido Job.
Entonces,
¿Por qué Dios se encendió en ira contra Elifaz y los amigos de Job y por qué no se encendió en ira contra Job?
Investigando en el asunto, encontré que el problema erradicaba en las MOTIVACIONES.
¿Motivaciones? ¿Cómo así?
Lo cierto es que hubo errores tanto por parte de Job y de sus amigos; analicemos las motivaciones de los errores de cada uno:
Las motivaciones de los errores de Job fueron “por causa de su sufrimiento, presión, desánimo y desesperación; era víctima de una situación que no podía comprender. Sus afirmaciones solían ser impacientes, y algunas veces se acercaban al sacrilegio. Sin embargo, en todo momento sostuvo su confianza en Dios” (1)
Las motivaciones del error de Elifaz y sus amigos fue diferente, “los amigos no sufrían como Job. Sus palabras equivocadas eran expresión de una filosofía falsa. Permitían que la tradición opacara su simpatía.
Pensaban que su dureza se justificaba porque su concepto de Dios parecía exigir tal actitud. (1)
Para Dios, los clamores de desesperación de Job eran más agradables que la fría lógica de sus amigos.
La fría lógica de sus amigos constituía una Filosofía Falsa.
Eso me hace recordar a la realidad por la cual atravesamos como hermanos de iglesia. No es difícil ver que muchas veces actuamos como Elifaz; tomando la lógica positiva del evangelio y restregarla en la debilitada vida espiritual de la hermandad.
O por otro lado, actuamos como Job; desconcertados por el sufrimiento olvidamos que Dios está al control de nuestra vida.
Por ello, mi estimado hermano; con humildad de corazón y buscando la dirección de nuestro maravilloso Salvador; miremos dentro de las telarañas del corazón y dejemos que Dios corrija aquellas motivaciones que entorpecen el plan que Él tiene para nuestras vidas.
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